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El pensamiento de San Agustín

  • Foto del escritor: Judith Diez
    Judith Diez
  • 3 mar 2016
  • 7 Min. de lectura

CRISTIANISMO:

El cristianismo entró en contacto con el pensamiento griego, que en un principio fue hostil, dadas las discrepancias entre las doctrinas filosóficas griegas y las creencias cristianas.

El cristianismo trajo consigo doctrinas nuevas --- teoría de la creación.

Diferencias:

  1. el cristianismo pone a Dios en relación con la historia

  2. Concepción del tiempo; para los cristianos existe una concepción lineal mientras que los griegos tenían una concepción cíclica.

Características:

  1. Dios es providente y se ocupa directamente de los asuntos humanos.

  2. Dios se ha hecho hombre y ha muerto crucificado

Dios había hablado a los hombres a través de ciertas personas y después Él mismo encarnado en Cristo. Ciertas actitudes chocaban con la filosofía de esa época

  • La filosofía griega se caracterizaba por insistir en los límites del conocimiento humano

  • La filosofía griega se caracterizaba por haberse acostumbrado a la pluralidad de escuelas filosóficas, pero ninguna de ellas posee la verdad. La verdad cristiana era la Verdad

El cristianismo no es una filosofía ya que se basa en normas. El contenido de la fe cristiana incluye doctrinas que podían ofrecerse como respuestas a los problemas tradicionales de la filosofía.

EL PENSAMIENTO DE SAN AGUSTÍN

Antropología

La visión agustiniana acerca del ser humano y la sociedad está basada en el modelo dualista. Al igual que todos sus escritos, su antropología muestra también un claro influjo del neoplatonismo.

Ser humano, un ser compuesto

El ser humano es un alma racional que tiene un cuerpo mortal y terreno para su uso. Está formado por dos substancias diferentes, el alma y el cuerpo, pero lo primordial es el alma. Debido al pecado original, el alma está sometida al cuerpo, El ser humano no puede buscar su salvación únicamente por medio de sus fuerzas, tiene necesidad de la gracia de Dios, La voluntad del ser humano está quebrada por el pecado original, consiguientemente no puede materializar sus acciones y está obligada a hacer lo que dicta el impulso del cuerpo.

Libertad

El pensamiento agustiniano acerca de la libertad, al igual que en otras cuestiones, es un pensamiento teológico, que nada tiene que ver con las reflexiones actuales acerca de la misma cuestión.

Desde nuestro punto de vista, libertad y libre albedrío son sinónimos, para san Agustín, no.

En este tema, la actitud agustiniana manifiesta una síntesis fruto de la reacción contra el maniqueísmo y el pelagianismo. En contra de los maniqueos señala que el origen del mal no se halla en el Dios infractor (Principio del Mal), sino en la libertad del ser humano, por el contrario, únicamente dice que el origen del bien no se halla en la libertad del ser humano.

El ser humano ha sido concebido en libertad, dotado de capacidad para amar a su creador, pero, debido al pecado original, ha perdido esa libertad. Por tanto, desea poder recuperar la libertad. He ahí un lenguaje con distinto significado para san Agustín y para nosotros pero al cometer el pecado por el liberum arbitrium o por la voluntad, es incapaz de volver a levantarse por sus propias fuerzas. Para ello necesitaría la ayuda divina, la gracia de Dios. El pecador no puede, sin la gracia de Dios, amar al propio Dios. En definitiva: podemos hacer el mal sin ayuda de nadie, pero para hacer el bien necesitamos la ayuda Dios.

El problema del mal

Gran parte de la filosofía agustiniana analiza la cuestión del mal. La presencia del mal en el mundo es una realidad que puede constatarse continuamente. Males físicos de la naturaleza (terremotos, tormentas, sequías, etc.), males morales (maldad, crimen, venganza, guerra, debilidad mental, depresión, soledad, angustia, miedo etc.), ¿quién tiene la culpa de todos esos males? Si es verdad que Dios ha creado el mundo, ¿cómo se explica la existencia del mal? ¿Tal vez porque Dios haya hecho mal las cosas? ¿Es imaginable un mundo sin presencia del mal? ¿Es Dios la causa de los males físicos y morales?

Dios es un ser pleno, un bien absoluto e inmutable. Las criaturas, los seres creados, la naturaleza humana, sin embargo, son buenos en 1a medida en que poseen una entidad. Así pues, el bien se halla en proporción al ser; por tanto, no podemos atribuir la cualidad del ser a aquello que es contrarío al bien. Mal no es más que el nombre que adjudicamos a la ausencia de un bien determinado.

Teoría del conocimiento (fe y razón)

La principal inquietud de san Agustín no consistió únicamente en encontrar una verdad, sino, fundamentalmente, en encontrar una verdad capaz de saciar su corazón. Unicamente así se logra la felicidad. Podría decirse que san Agustín fue un eudemonista. La verdadera felicidad consiste en poseer toda la verdad, una verdad que trasciende todas las verdades particulares, de lo contrario no seria una verdad propiamente dicha. La verdad que busca san Agustín es la medida (absoluta) de todas las posibles verdades. Esa Medida Suprema únicamente puede ser Dios.

Hay que conocer la verdad, no sólo para conocer el Todo (todo lo existente): es necesario conocer la verdad, también, para obtener la tranquilidad y el sosiego que necesita el alma. Antes de que la posesión de la verdad se convierta en objeto de la ciencia, es objeto de la sabiduría. Y la búsqueda de la verdad no es un método, sino un camino espiritual, una peregrinación, una trayectoria.

En esa trayectoria, san Agustín desarrolla la teoría del conocimiento, pero esta manifestación (teoría del conocimiento) no puede ser únicamente concebida como disciplina filosófica. La teoría del conocimiento está orientada hacia la noción de seguridad. Y como la seguridad ha de ser absoluta, no puede basarse únicamente en los sentidos, también en la fe. La razón y la fe han de ir unidas.

La relación entre la fe y la razón ha conocido planteamientos muy distintos a lo largo de la historia:

- Fideísmo: creo en el sinsentido, porque es un sinsentido, es decir, creo en algo como incomprensible y el resto carece de importancia.

- Agnosticismo: para esta corriente filosófica no es posible demostrar la existencia de Dios mediante la razón- del mismo modo, no puede explicarse su esencia, sus características, mediante la razón.

- Deísmo: es posible conocer a Dios por medio de la razón. Ese Dios no es el Dios personal de cada religión, sino un Dios racional, una entidad requerida por la razón para explicar el funcionamiento del mundo. El ser humano puede mantener una relación personal con Él, puede venerarlo.

El creyente debe preguntar y responder de una manera razonada acerca de Dios, y ésa debiera ser la actitud de todos los creyentes cultos. El filósofo cristiano no establece una distinción entre fe y razón. La fórmula adecuada entre fe y razón seria la siguiente: creo, también entiendo; entiendo, pero también creo. Es más: creo para entender, entiendo para creer.

El objetivo de san Agustín no consiste en establecer unos límites entre la fe y la razón, sino, en su opinión, iluminar la verdad, la verdad cristiana, a partir de ellas. Y para ello, razón y fe colaboran de la siguiente manera:

- Al principio, la razón ayuda al ser humano a lograr la fe.

-A continuación, la fe guía e ilumina a la razón.

- Asimismo, la razón ayuda a la clarificación de los contenidos de la fe.

San Agustín, por tanto, no establece ningún límite entre la fe y la razón, las dos contribuyen a la consecución de la verdad. Para él, la verdad es única y al ser humano le interesa aclarar y lograr dicha verdad.

Unicamente el sabio es feliz, porque puede conocer la verdad, y nadie es feliz si no desea la verdad. El que no encuentra la verdad no puede ser feliz.

Iluminación

La verdad es una meta que debe alcanzar el ser humano, puesto que así conseguirá la felicidad. Existen tres niveles de conocimiento: conocimiento sensible, conocimiento racional y contemplación.

Conocimiento sensible

Consiste en la percepción de los objetos. Los objetos producen unos cambios en nuestros sentidos; dichos cambios no se producen en el alma, sino que el alma reconoce el cambio sufrido por el cuerpo y, precisamente por ello, reconoce los objetos.

Conocimiento racional

El conocimiento racional, partiendo de los datos sensibles, realiza unos juicios en torno a los objetos reconocidos por el entendimiento, comparándolos con los modelos eternos, es decir, con las ideas procedentes de la iluminación divina. Este nivel de conocimiento corresponde a todos los seres humanos y, precisamente, distingue al ser humano del resto de los seres.

Contemplación

La contemplación consiste en percibir las ideas eternas tal como son; la verdadera sabiduría consiste en conocer las ideas eternas. Los verdaderos modelos de las cosas no se contemplan por medio de las sensaciones, ni tampoco por medio de los juicios sobre dichas sensaciones, por tanto, el alma obtiene el conocimiento objetivo mediante la contemplación, llega a contemplar la verdad objetiva.

San Agustín confirma la realidad del conocimiento sensible: El alma reanima al cuerpo, y cuando incremento su acción, se convierte en un órgano sensible; entonces existe el conocimiento sensible. Pero únicamente cuando el alma racional conoce las verdades eternas, las verdades inmutables, logra la verdadera seguridad.

Ser absoluto y seres variables

Ser absoluto

La existencia de Dios queda demostrada en el alma creyente; el alma es capaz de conocer a la verdad y a Dios necesario y eterno, pero ese conocimiento no sería posible sin su existencia (de Dios). Cuando decimos Dios no nos estamos refiriendo a un Dios de cualquier filosofía, sino al Dios cristiano fruto de la revelación. Podría decirse que el intento de demostración de la existencia de Dios, fundamentalmente, es una consecuencia directa de la teoría del conocimiento; al existir la verdad, y siendo Dios su fundamento, Dios existe. Este sería, en pocas palabras, el argumento gnoseológico de san Agustín.

El ser debe constituir la base de las verdades eternas; así como el conocimiento sensible pone de manifiesto las cosas mudables, las verdades eternas ponen de manifiesto su fundamento: la verdad inmutable, Dios. No existe cosa sin fundamento; el fundamento de lo inmutable debe ser inmutable.

Seres variables

Los seres variables carecen de constancia, son y no son al mismo tiempo, son seres limitados incapaces de subsistir en la permanencia. Por tanto, los seres variables no son seres verdaderos, lo verdadero es lo que perdura invariable. Todos los seres variables nacen de la ausencia de ser, por obra del Ser inmutable. En este punto, san Agustín marca distancias respecto al platonismo y al neoplatonismo, v sigue al pie de la letra las explicaciones de la Biblia.


 
 
 

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